jueves, 28 de enero de 2010

Pensamientos de Alejandro Rozitchner


Propuesta a los "sectores progresistas":
"no construir nuevas críticas sino nuevas eficacias. Y a abandonar la errada idea de que es la crítica la que construye eficacia".

Idea Falsa de hoy:
La inteligencia es pensamiento crítico.

¿Quién es la víctima principal de la crítica? Uno mismo. El criticón se vuelve estéril. El criticón no se deja en paz. Puede ser que de tanto criticar no sepa ya estar a favor ni de sí mismo. O puede ser al revés: como no se acepta a sí mismo anda repartiendo su falta de fe por el mundo.

La inteligencia es pensamiento crítico: se cree que el rasgo central de la capacidad de pensar es la posibilidad de criticar lo dado. Este concepto falla por dos lados. Cuando la crítica es mera expresión de negatividad, plantea una posición reactiva. Y cuando la crítica es observación objetiva (crítica no quiere decir hablar mal de algo) de todas maneras tiene un aspecto empobrecedor: supone la perspectiva de un juicio necesario y de una objetividad de base. Al mundo no hay que enjuiciarlo, hay que quererlo. No hay que buscar desarrollar ‘pensamiento crítico‘, hay que buscar generar entusiasmo, cuna del hacer y del crear. Sí, la crítica de todas maneras ocupa un lugar en el movimiento de la inteligencia: pero uno secundario, no el lugar de reina que ocupa hoy.

La crítica actúa siempre produciendo distancia, dando a entender que el que la ejerce es superior y ve más lejos. El no crítico parece ingenuo. El crítico parece inteligente. El que gusta de algo parece tonto. A mi modo de ver es exactamente lo contrario: el valor de un pensamiento, de una idea, está en su capacidad de entusiasmo, de decir y apoyar lo que quiere, de querer algo. El crítico actúa por rechazo y no produce, el entusiasta acepta, quiere, produce.

No hay comentarios:

Publicar un comentario