Liderazgo Emprendedor
SI NO ES HOY, ¿CUÁNDO?
SI NO ES AQUÍ, ¿DÓNDE?
SI NO SOY YO,
¿QUIÉN CAMBIARÁ AL MUNDO?
La mayoría de las veces queremos cambiar a los demás, sin hacerlo nosotros, en consecuencia se nos va la vida en la ceguera de creer que son los otros los que limitan nuestro mundo, siendo que en realidad, soy yo quien se tiene que hacer cargo comprometidamente de cambiar lo que tenga que cambiar para que los futuros se puedan transformar.
Este poema es un buen ejemplo de cómo vivimos en la ceguera y lo que la apertura con el cambio produce:
“... Cuando era joven y libre, y mi imaginación
no tenía límites, soñaba con cambiar al mundo.
Cuando me volví más viejo y más sabio descubrí
Que el mundo no cambiaría, así que acorté mis
Anhelos un poco y decidí solo cambiar mi país.
Pero éste también parecía inmutable.
Cuando entré en el ocaso de mi vida,
En un último y desesperado intento,
Decidí cambiar solo a mi familia,
A los que estaban más cerca de mí,
Pero, igualmente ellos no cambiarían.
Y, ahora, mientras me encuentro en mi lecho de muerte,
Repentinamente me doy cuenta:
Si hubiera podido cambiarme a mi mismo,
Entonces por ejemplo,
Hubiera cambiado a mi familia.
Por su inspiración y valor hubiera entonces
Podido cambiar a mi país,
Y, a lo mejor, tal vez hubiera podido
Cambiar al mundo...”
Pagar ese precio sería muy doloroso, aceptemos el cambio en nosotros y el producto de él lo reflejaremos en los demás, no dejemos para mañana lo que podemos hacer hoy.
Inventar mundos es hacer historia a través de nuestras acciones cotidianas. Y para ello se hace necesario desarrollar ciertas habilidades que permitan ampliar nuestro repertorio de posibilidades. Se hace necesario encarnar - entre otras- habilidades p/ ser un observador distinto, saber escuchar y modificar estados de ánimo, habilidades corporales, emocionales y lingüísticas. Como dice uno de mis grandes maestros en el ámbito de la filosofía práctica Dr. Fernando Flores: “La actividad de inventar mundos “era” el privilegio de unos pocos, hoy la habilidad de inventar mundos es una necesidad y una oportunidad para muchos”
Ana María Lepri
SI NO ES HOY, ¿CUÁNDO?
SI NO ES AQUÍ, ¿DÓNDE?
SI NO SOY YO,
¿QUIÉN CAMBIARÁ AL MUNDO?
La mayoría de las veces queremos cambiar a los demás, sin hacerlo nosotros, en consecuencia se nos va la vida en la ceguera de creer que son los otros los que limitan nuestro mundo, siendo que en realidad, soy yo quien se tiene que hacer cargo comprometidamente de cambiar lo que tenga que cambiar para que los futuros se puedan transformar.
Este poema es un buen ejemplo de cómo vivimos en la ceguera y lo que la apertura con el cambio produce:
“... Cuando era joven y libre, y mi imaginación
no tenía límites, soñaba con cambiar al mundo.
Cuando me volví más viejo y más sabio descubrí
Que el mundo no cambiaría, así que acorté mis
Anhelos un poco y decidí solo cambiar mi país.
Pero éste también parecía inmutable.
Cuando entré en el ocaso de mi vida,
En un último y desesperado intento,
Decidí cambiar solo a mi familia,
A los que estaban más cerca de mí,
Pero, igualmente ellos no cambiarían.
Y, ahora, mientras me encuentro en mi lecho de muerte,
Repentinamente me doy cuenta:
Si hubiera podido cambiarme a mi mismo,
Entonces por ejemplo,
Hubiera cambiado a mi familia.
Por su inspiración y valor hubiera entonces
Podido cambiar a mi país,
Y, a lo mejor, tal vez hubiera podido
Cambiar al mundo...”
Pagar ese precio sería muy doloroso, aceptemos el cambio en nosotros y el producto de él lo reflejaremos en los demás, no dejemos para mañana lo que podemos hacer hoy.
Inventar mundos es hacer historia a través de nuestras acciones cotidianas. Y para ello se hace necesario desarrollar ciertas habilidades que permitan ampliar nuestro repertorio de posibilidades. Se hace necesario encarnar - entre otras- habilidades p/ ser un observador distinto, saber escuchar y modificar estados de ánimo, habilidades corporales, emocionales y lingüísticas. Como dice uno de mis grandes maestros en el ámbito de la filosofía práctica Dr. Fernando Flores: “La actividad de inventar mundos “era” el privilegio de unos pocos, hoy la habilidad de inventar mundos es una necesidad y una oportunidad para muchos”
Ana María Lepri
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